martes, 18 de enero de 2011

EDITORIAL El asesino golpea dos veces en Haití

EDITORIAL

El asesino golpea dos veces en Haití

Los intereses de Estados Unidos y de los sectores más regresivos del concierto internacional, apuestan al fascismo como forma de superar situaciones dramáticas, que no permiten, ni siquiera, el desarrollo del capitalismo. Esta vez, una vez más, es contra el pueblo de Haití.
A un año del terremoto que destruyó a esa sociedad, que ya estaba destruida por las políticas económicas que hambrearon a ese pueblo durante década (demasiadas), la crisis de la desolación trajo, al no haber una acción progresista clara como alternativa, una gran confusión programática, ideológica y política.
Ante la ausencia de una alternativa al dolor, la llegada a Haití de Jean-Claude Baby Doc Duvalier, que aterrizó ayer en Puerto Principe, complica la incertidumbre política en el país caribeño.
Baby Doc no sólo fue un cruel dictador, sino además el hijo de un gran dictador, de los peores de Centro América y el Caribe, sólo igualable a Somoza. Su padre fue Francois Papa Doc Duvalier, que desde 1957 impulsó el terror y el odio desde 1957.
Bajo el brutal dominio de su padre murieron al menos 30.000 personas. Su hijo amplió la cifra hasta niveles entonces inimaginables. Se cree que se embolsó además cientos de millones de dólares, hasta que en 1986 fue depuesto.
"Baby Doc era un playboy, adoraba los coches y las motocicletas. No era un político obsesionado por el poder como sus padres, sino que estaba más interesado en el dinero y en el lujo", definió el escritor experto en Haití y residente en Berlín, Hans Christoph Buch al joven ex dictador.
Las organizaciones de derechos humanos, que conocen bien a la familia Duvalier, reclaman que el niño del dictador sea juzgado por los crímenes cometidos durante sus años en el poder, entre 1971 y 1986, dijo José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch para las Américas.
Amnistía Internacional coincide con este planteo y exigió que sea juzgado por los asesinatos y la tortura de miles de los opositores a manos de la milicia "Tonton Macoutes" durante sus 15 años en el poder.
La izquierda uruguaya tiene una larga solidaridad con el pueblo haitiano, que en estas horas debe volver a renacer, porque es impensable una América del Sur del Río Bravo y el Caribe con personajes criminales como este representante de una familia que apostó todo a perder la soberanía y el desarrollo de un pueblo que fue de los primeros en lograr su independencia.
Es de esperar que el sistema político, siempre sensible a las luchas de los pueblos, sepa expresarse de inmediato en defensa de la dignidad del pueblo haitiano.

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